miércoles, 30 de noviembre de 2011

Inventing Shadows



...Y sigues ahí, inventando sombras donde no las hay.
Viendo únicamente el mundo en negro y gris, y yo sin poder comprender cómo vives así.
Sin gritar, morir o soñar...
...porque eres incapaz de ver el sol, ¿no puedes ver el sol? 
Y el sol es tu única verdad, que no quieres aceptar. 


lunes, 28 de noviembre de 2011

Caracola

Hoy os propongo un cuento de cosecha propia, escondido durante más de un año en un armario; un cuento un poco diferente; un cuento con un leve aroma a arena mojada, empapada por el agua salada de las olas que rompen contra ella en una mañana de verano; un cuento con final feliz, como todos, pero en el que la protagonista sufre un gran pesar... Bueno, quizás, en eso, no se diferencie demasiado de un cuento tradicional. 

No prometo que os pueda gustar, lo único que puedo prometer es que será ligero, lo más ligero posible, como una mousse.



Amanece en Perry Bay, un pequeño pueblo pesquero perdido en los albores de mi imaginación. Sus casas son pequeñas y blancas, con porches donde los ancianos desdentados tocan el ukelele mientras los niños cantan canciones transmitidas de generación en generación.  Los pescadores llevan jornadas perdidos en la mar y aún no han vuelto. Ariane es la hija de Bob, capitán de uno de los barcos.

Contempla desde la arena el horizonte sonrosado, intentando divisar algún fragmento de madera a lo lejos, una vela abierta, algún ruido, pero no hay ninguna señal de su padre. A su lado crepitan las llamas de una hoguera y roncan otros chicos de la bahía, anestesiados por el alcohol.

Su abuelo le había enseñado de pequeña que un borracho sólo sabe hacer dos cosas: vomitar mierda o vomitar su verdad. Ella era de las pocas que no habían probado gota aquella noche, y las lágrimas en sus ojos hacían evidente que, más allá de las manchas repulsivas en la arena de la playa, de las bocas de los muchachos había salido mucho más que mierda. 

Ariane lleva cinco años viviendo en Parry Bay. El año que viene se marchará a Port Velvetine a estudiar diseño y, después, su pretensión es irse a la capital del país, que no tiene nombre aún, a labrarse un nombre. Es decir, este será su sexto y último año.

Entre sus dedos gira una caracola vacía que lanza al mar, escuchando el borboteo del agua unido al rumor de la marejada. Se siente ultrajada después de todo lo que ha oído, la realidad le ha pasado por encima de la misma manera que la siguiente hora pasará por encima de la caracola, que ya va hundiéndose bajo capas de agua.

En su antigua ciudad, hubiese ido a discutir, pero parece distinta, Ariane ha cambiado. El aroma del mar penetra por sus orificios nasales, y observa al grupo de borrachos durmientes, tapados con toallas empapadas de su propia bazofia. No les odiaba, no podía odiarles. Era estúpido odiarles. No había acabado nunca de encajar y lo sabía, pero lo había intentando de todas las formas posibles. 

El abuelo, no obstante, llevaba razón y ella ya no puede hacer nada. No encaja porque es diferente. Hubiese sido más fácil ser un calco de las bronceadísimas chicas y de los deportistas chicos. Pero ella no es así.

Se sienta en la arena húmeda, a sabiendas que se manchará el trasero, pero le da absolutamente igual. Sabe que le quedan meses en Perry Bay y no va a transformarlos en sufrimiento. Es más, incluso baraja la posibilidad de arreglar alguna rencilla pendiente siempre y cuando, al intentarlo, la otra parte se interese.

Ariane no se llevará ningún amigo de Perry Bay a Port Velvetine con casi total probabilidad. Sin embargo, sí que se llevará una importante lección: todo pasa por algo, y si le han vomitado toda esa verdad, algo tendrá que hacer para arreglarlo. Así, ella puede que no sea feliz ahora, pero algún día podrá serlo.

La chica mira una última vez a aquella gente y sonríe amargamente. 
¿De qué sirve mantener enemistades que nunca serán nada más que algo contraproducente?

De nada.

martes, 22 de noviembre de 2011

Shelter




Me refugio en esta forma
Amparandome, ocultandome
¿Puedes oír cuando digo que
Nunca me he sentido de esta manera?

Tal vez dije algo mal
¿Puedo hacerlo mejor con las luces encendidas?
tal vez dije algo mal
¿Puedo hacerlo mejor con las luces encendidas?


¿Podría ser yo? Yo estaba allí
me sentía tan de cristal en el aire
Todavía me quiero ahogar cada vez que te vas
Por favor, enséñame a respirar suavemente

Y voy a cruzar los océanos como nunca antes

Para que sientas lo mismo que yo
Y te reflejaré imágenes de vuelta a ti
Así podras ver como me siento

Tal vez dije algo mal
¿Puedo hacerlo mejor con las luces encendidas?
tal vez dije algo mal
¿Puedo hacerlo mejor con las luces encendidas?

Tal vez dije algo mal
¿Puedo hacerlo mejor con las luces encendidas?



'Shelter'
-Birdy

viernes, 18 de noviembre de 2011

Circle the Drain




Pensar que eres una excepción y que, quizás, puedes volverte adicción para alguien. Pensar que puedes ser algo grandioso en la otra persona pero que, en el fondo, no eres más que pura basura.
Eso es lo que te hace gritar de agonía.





Te quedas dormido durante nuestros coqueteos en la cama
A causa de las píldoras que te tomas, las cuales son tu mayor fuerza
No estoy alrededor tuyo para simplemente ver que te deprimas
Quiero ser tu amante, no tu maldita madre
No puedo ser tu heroína, no tengo el poder
No estoy alrededor tuyo para verte gritar de agotamiento

Circle the Drain
-Katy Perry


Who you are


Porque soñar es creer, y si sueño que tengo una mínima opción de rozar tu mejilla con mis dedos y que me correspondas con un beso, creo que podré tenerlo y que seas capaz de ver, en mi interior, lo que soy, porque quizás yo no sea una belleza marmórea, ni sea un modelo ni sea nada... simplemente quiero que mires a mis ojos y veas lo que soy de verdad, y yo poder ver quien eres tú.



miércoles, 16 de noviembre de 2011

Teenage Dream


Tú me haces sentir que vivo un sueño adolescente,
la manera en que me excitas.
Simplemente, no puedo dormir.
Así que huyamos y nunca eches la vista atrás...

Notar la arena entre los dedos de mi pies, húmeda, mientras camino y dejo mis huellas marcadas en la orilla de la playa. Sentarnos y mirarte a los ojos, almendrados, mientras mis dedos juegan con tus dedos y se ruborizan mis mejillas con el calor de tu mirada. Morderme el labio inferior y bajar los ojos, avergonzado por no poder aguantarme las ganas de rozar tus labios con mis labios, alejados del mundo, y que el sol de ponga poco a poco, dejando que las estrellas y la luna invadan nuestro mundo poco a poco.

No tener miedo, simplemente querer quedarme contigo hasta que no haya nada más que hacer. Tumbarnos en la arena y poder apoyar mi cabeza en tu hombro mientras rozas con tus dedos mi piel y me haces cosquillas, dejando un rastro de piel de gallina tras ello.

Simplemente, desear que ese momento no termine nunca, que no haga falta mirar atrás en el tiempo y ver que quizás alguna vez no fuimos nada. Mirar adelante en el tiempo y saber que quizás puedo robarte un beso.

Sentir un sueño adolescente.


domingo, 13 de noviembre de 2011

The One That Got Away


Las manchas de pintura de colores rompían la monotonía del blanco marmóreo de las paredes entre las que se encontraba Lockterra, observando delicado los trazos, absolutamente incoherentes entre sí, que el joven pintor había dejado a lo largo de tantos días dedicado única y exclusivamente a dibujar un universo de locura en el cual él ni siquiera se atrevía a habitar. Pero Lockterra no podía evitarlo, estaba encerrado y la única ventana al mundo estaba cubierta por una pequeña pared de ladrillos grisáceos con una única nota en tiza que rezaba 'Borré tu tatuaje de mi mano, no quiero que seas parte de mí' sin firma alguna.

Sentado en el suelo, en el centro de la habitación, el silencio era su único compañero, ya que sus labios habían permanecido sellados desde el segundo que se había encerrado en aquella habitación, intentando evitar acordarse del pintor y de todo el mal que le había hecho dibujando una imagen completamente diferente de la que en realidad tenía de si mismo. Se abrazaba las piernas y lloraba viendo cómo todo aquello lo único que podía representar era el caos interno que el pintor había observado en su corazón mientras le abandonaba allí en la noche con los ojos vendados, intentando hacerle ver que era un regalo.

El pintor se había marchado, debía marcharse. Y aquello supuestamente debería haberle bastado a Lockterra para esbozar una ínfima sonrisa. Sin embargo, él no debía haberle abandonado. Ni siquiera debía haberle encontrado. Ahora él estaba allí, tirado entre los colores, desnudo ante un mundo que no podía verle. 

Se levantó y rozó con la punta de los dedos la tiza blanca, haciendo un borrón que hizo ilegible la palabra tatuaje. Era estúpida la sensación, como todo, pero aquello le reconfortó. Rozó con sus dedos el resto de la frase y lo único que dejó fue quiero antes de cerrar los ojos, sonreír y pensar en todo lo que había pasado. Había sido, quizás, un acierto que todo aquello sucediese para darse cuenta que no necesitaba al pintor en su vida. Así lo entendió y empujó del ladrillo donde aquella palabra residía, para darse cuenta que la luz del sol se filtraba poco a poco y varios pares de ojos, curiosos, surgían para ver quién había allí dentro.

Porque, quizás sin saberlo, y aunque el pintor debía marcharse, el que debía irse de allí era él.


Why don't you do right?

Nunca estará de más atenuar las luces, encender la radio y, con los rayos de la luna filtrándose entre la seda, escuchar aquel dulce jazz que me hace desear morder tus labios...

Los labios de Blancanieves



Los labios del príncipe probaron los cristales de hielo de las comisuras de la boca de la princesa que, sobre la tumba de cristal, reposaba plácidamente, marmórea. Prendida entre sus manos, una manzana roja mordida una única vez y una pequeña botella vacía. El joven se separó del cuerpo de la chica, siendo observado por los espíritus del bosque que, expectantes ante la situación, desaparecieron apenados al comprobar que aquella ocasión tampoco había bastado para recuperar a la pequeña Blancanieves, que a sus 18 años aún no había probado otros labios que no fuesen los del primer príncipe que la besó para despertarla.

A falta de otra manzana que la envenenase, fue el alcohol lo que la durmió. Y, en aquella ocasión, solamente un beso sincero la despertaría. Los espíritus sabían que únicamente los labios de un joven príncipe lejano, en los cuales reposaba la magia de la Bruja, podrían despertar a Blancanieves de su letargo. Ella le quería, sin atreverse a decírselo, pero ya no podía hacer nada que no puede esperar descansando sobre el cristal que, poco a poco, comenzaba a resquebrajarse.

Como su universo.

martes, 8 de noviembre de 2011

Shelter

Quiero compartir con todos vosotros esta canción que, en estos momentos, tanto bien me hace, al  recordarme segundos preciosos que, posiblemente, no se van a volver a repetir pero que, sin embargo,  han significado tanto para mí. Un beso que me hizo sentirme, aunque fuese de manera equivocada, la persona más delicada y especial del mundo.

lunes, 7 de noviembre de 2011

El Circo de los Horrores


Los tambores provocaban que las paredes retumbasen mientras, entre gritos, vítores y aplausos, los payasos aparecían en mitad de la arena del Circo de los Horrores. El Circo de los Horrores no es un circo normal, ni mucho menos: mitad circo de espectáculo, mitad circo romano. Las telas exteriores, rojas y amarillas, llamativas, acogedoras, escoden en su interior las entrañas, negras y burdeos, iluminadas con velas negras sobre candelabros metálicos oxidados.

Y un único foco, el foco que ilumina a los payasos. Grande, potente, cegador. Rojo sanguíneo. Payasos absolutamente dementes, pintados de manera oscura, tenebrosa, maquillados como demonios, con dientes puntiagudos, desgarradores. Aplaudían y saltaban, gritaban y se acercaban a los niños, gordos, orondo como toneles, que comían piruletas con formas de persona mientras los payasos elegían a uno como invitado especial para su espectáculo.

¿El afortunado? Tú.
¿Qué harán? Adivínalo mientras te muerdan y maten.
¿Una manera de evitarlo? Matándolos a ellos primero.

El egocentrismo no lleva a ninguna parte. La soberbia y el menosprecio no llevan a nada más que a crear una imagen propia que, con el tiempo, acabará destruyéndote. ¿Infravalorar a los demás? Demasiado bien visto. ¿Competir? Algo comprensible. Quien puede parecer que aporta poco puede sorprenderte para bien con un simple texto.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Feeling good

Pájaros volando alto, sabes como me siento
El sol en el cielo, sabes como me siento...

He de admitir que, aunque los versos extraídos para la nueva entrada del blog sean del clásico jazz ''Feeling good'' de Nina Simone, mi ánimo no es que sea excesivamente... ¿podríamos decir bueno? Tampoco es que esté triste, ni mucho menos, si fuese así ni me habría atrevido a mencionar a la señora Simone. El problema es la apatía.

Suena estúpido hablar de apatía en mi caso cuando, normalmente, parezco tan sumamente feliz y contento y fumado y alegre y... en fin, toda serie de adjetivos de una extraña felicidad enmascarada. El problema es que no me apetece en exceso estar en clase, así como tampoco me apetece estar en mi casa, así como tampoco me apetece estar en ninguna parte ahora mismo. Me apetecería estar metido en mi cama, pero sin que me rodee nada, digamos una cama en un cuarto vacío alejado del mundo.

No tengo ganas de nada, sinceramente. No es que esté enfadado, no es que esté triste, no es que me pase nada, simplemente que estoy apático y no tengo muchas ganas de nada. En todo caso, estaré asqueado por una serie de gente que son absolutamente... ¿imbéciles? ¿Previsibles? ¿Lameculos?

...Pez en el río, sabes como me siento
El río fluyendo libre, sabes como me siento...

...y me siento bien.